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Se multiplican los comedores populares en Chile por la Covid-19

La crisis sanitaria también ha reavivado el hambre en Chile. Desde el comienzo de la pandemia de Covid-19, el número de comedores populares ha explotado en todo el país. El fenómeno no sólo afecta a los barrios pobres: las clases medias también han caído en la precariedad. Unas imágenes no vistas desde la crisis de los años 80, durante la dictadura de Pinochet.

En una comuna aún confinada, en el norte de la capital chilena, una decena de personas, todas enmascaradas, hacen la cola, ollas en la mano. Gente como Ana Cáceres, de 66 años, una ex trabajadora doméstica: «Vengo aquí desde que empezó, porque mi marido perdió su trabajo en marzo y recibe una pensión muy baja. Y no recibimos ningún bono ni nada del Estado», explica.

«Tenemos comida todos los días»

Un colectivo feminista lanzó este comedor en abril y actualmente sirve unas 100 comidas al día. Esta vez son papas asadas y verduras salteadas. «Aquí en Conchali hay por lo menos unas 30 ollas comunes. No recibimos ni aportes del Estado ni aportes del municipio, solamente donaciones de vecinos, y muchas veces los vecinos tienen algún negocio», dice Rodrigo, de 41 años, uno de los voluntarios.

Es una ayuda vital para Scarlett, que también perdió su trabajo debido a la crisis sanitaria: «No teníamos dinero y ¿dónde íbamos a sacar? Entonces esta iniciativa es súper buena, tenemos un poco de comida todos los días».

Los voluntarios también distribuyen comidas a domicilio para los ancianos y los pacientes de Covid-19. A estos últimos no se les permite salir de sus casas.

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