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‘No solamente Putin querría deshacerse de Navalny’

Mientras el dirigente opositor Alexei Navalny lucha por su vida, su familia denuncia un envenenamiento. Las miradas se dirigen al Kremlin, acusado periódicamente de mandar a matar, muchas veces con substancias tóxicas, a sus enemigos. Para el profesor de Relaciones Internacionales Francesc Serra, Vladimir Putin no es el único sospechoso detrás de este presunto ataque.

Alexei Navalny viajaba este jueves desde Siberia a Moscú cuando un fuerte dolor y malestar le hicieron desmayarse en el baño del avión. Fue necesario un aterrizaje de emergencia en la ciudad de Omsk y desde ese momento, el opositor se encuentra en coma, conectado a un respirador artificial.

Su familia asegura que fue envenenado por el gobierno de Vladimir Putin,  mientras los jefes médicos del hospital de Omsk afirman que no hay rastros de veneno en la sangre de Navalny pero sí trazas de sustancias químicas industriales en su ropa y en sus dedos.

RFI conversó con Francesc Serra, profesor de Relaciones Internacionales y especialista en temas rusos,  con una primera pregunta inevitable: ¿se puede o no apuntar a una responsabilidad del Kremlin en la situación de gravedad de Navalny?

“Es cierto que los médicos particulares de Navalny no han tenido acceso al paciente y por lo tanto, toda la información que llega es la que ha despachado el propio hospital, que puede estar vinculado a la administración Putin. Pero esto sigue siendo una especulación”, afirma Serra.

“Navalny es una persona que ha destacado en los últimos años por sus denuncias contra el gobierno de Putin pero también ha puesto el foco sobre las amplias redes de corrupción políticas y económicas de Rusia. Se ha vuelto incómodo para mucha gente, no sólo en el gobierno sino en muchas otras áreas. ¿A Putin le interesaría sacárselo de encima? Probablemente. Pero a muchas otras personas también les interesaría sacárselo de encima. Con la información que se maneja hasta ahora, sería una gran especulación afirmar que Navalny ha sido envenenado por órdenes del Kremlin”, sostiene.

Antecedentes

Esta no es la primera vez que el gobierno de Putin se ve involucrado en acusaciones de envenenamiento contra personajes que le resultan incómodos:  en 2006, el ex agente de inteligencia ruso Alexander Litvinenko murió por envenenamiento en Londres.  Su nombre ya era conocido desde 1998 cuando, junto a otros oficiales de la KGB, acusó públicamente a sus superiores de haberles ordenado el asesinato del magnate ruso Boris Berezovski.

En 2018,  el también ex – agente Sergei Skripal y su hija Yulia fueron gravemente afectados por Novichok, un agente neurotóxico de grado militar. Ambos sobrevivieron al ataque pero no dudan en denunciar que fueron objeto de un intento de asesinato.

Con estos antecedentes, la posible muerte del opositor Alexei Navalny es un escenario que ya se empieza a analizar.

“Algunos observadores ya apuntan a que a Putin le interesa más que sobreviva que sacarse de encima a Navalny,  puesto que su muerte podría acarrear importantes consecuencias en la actitud de los gobiernos occidentales hacia Rusia y en la reorganización de la oposición dentro del país”, señala el profesor Serra.

“Hay que destacar que la oposición rusa es minoritaria y muy fragmentada. De hecho, ciertos sectores de la oposición no siguen a Navalny porque lo consideran parte del establishment, un millonario, alguien que no puede ser un auténtico opositor”, recalca.

¿Puede un acontecimiento trágico como la muerte de Navalny superar esta fragmentación?

“Es un escenario poco probable en Rusia pero en veinte años, la sociedad ha evolucionado y podría darse una situación de protestas, especialmente con el ejemplo de Bielorrusia justo al lado”, agrega.

La situación grave de Alexei Navalny resulta escalofriante pero no sorprendente: en 2019,  ya había denunciado haber sido envenenado por las autoridades rusas mientras cumplía 30 días de arresto. También en 2017 fue atacado en la cara con una sustancia verde que le hizo perder la visión en el ojo derecho.

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